jueves, 17 de julio de 2025

PASCUA

Piensa en tus historias y películas favoritas. ¿No sucede que los buenos se encuentran sorpresas? ¿Un giro inesperado y un final que nunca imaginaste? La historia más grande de Dios también es así. La Palabra de Dios cuenta la historia de cómo él creó, amó, guió y salvó a su pueblo, con muchos giros y sorpresas. Y lo mejor de todo es que ¡todo es verdad! Aún mejor: sigue haciéndose realidad. La Biblia está completa, pero la historia de Dios y la tuya aún no han terminado. Dios está obrando a través de su Palabra y su pueblo, guiando y salvando y dando vida eterna a todos los que creen en su Hijo, Jesucristo.

La historia de la Pascua es parte de la historia de Dios en la que, de forma inesperada, Dios salvó y ofreció la vida eterna a su pueblo a través de Jesús. ¡Lee las historias y compruébalo tú mismo!



miércoles, 16 de julio de 2025

EL AMOR CAMBIA EL CORAZÓN

La historia de Zaqueo

Zaqueo era un hombre que vivía en tiempos de Jesús. Recaudaba impuestos en la ciudad de Jericó: era el jefe de los recaudadores, y era muy rico. Los hombres como él tenían fama de ser muy injustos. Hacían trampas y se quedaban con mucho dinero de los demás. Así que la mayoría de los habitantes de Jericó odiaba y evitaba a Zaqueo.

Pero Zaqueo quería acercarse a Jesús. Quería ver a Jesús cuando atravesara Jericó. Aunque Zaqueo no era muy alto y le costaba encontrar una buena perspectiva entre la multitud, estaba decidido. Se adelantó corriendo hacia donde Jesús tenía que pasar, y se subió a un gran árbol, ¡un sicomoro! En lo alto de las ramas, esperabo atento al que llamaban Hijo de Dios

¡Pronto pasó Jesús! Y cuando llegó a aquel sicomoro, se detuvo. Levantó la mirada. Vio a Zaqueo. Entonces lo llamó por su nombre y le dijo: «Baja enseguida. Hoy tengo que ir a tu casa».

¡Zaqueo estaba totalmente asombrado iy muy emocionado! Bajó rápido y contento y recibió a Jesús en su casa.

Mientras tanto, la mayoría de la gente de Jericó estaba escandalizada y se quejaba. ¿Cómo era posible? ¿Por qué iba a ir Jesús a la casa de un hombre malo como Zaqueo?

Pero al pasar el tiempo con Jesús, Zaqueo se arrepintió de sus pecados. Quería enmendar todos sus errores. Quería ayudar a los pobres. Quería devolver todo el dinero que había defraudado, ¡y cuatro veces más!

Y Jesús le dijo a Zaqueo: «Hoy te ha llegado la salvación». Explicó cómo había venido a buscar y salvar a los que estaban atrapados en el pecado, a los que estaban perdidos, a los que eran como Zaqueo.

Amar a alguien que es amable y bueno no suele ser difícil. Pero amar a alguien que es egoísta e injusto es muy difícil. Pero Jesús amó a Zaqueo y lo salvó de su pecado. Jesús cambió su vida y su corazón. Jesús fue el ejemplo de amor real y perfecto.

(Adaptado de Lucas 19:1-9)

DONDE TÚ VAYAS, IRÉ

La historia de Rut

En una tierra llamada Moab, vivía una joven llamada Rut. Se casó con un hombre que se había mudado de Belén para establecerse en Moab. Había viajado con sus padres y su hermano. Los cuatro se habían marchado de Belén porque allí había una gran hambruna, iapenas había qué comer!

Unos diez años después de que Rut se casara con su marido, este murió. El cuñado de Rut también murió. Y su suegro también había muerto. Así que, de toda la familia, solo quedaron Rut, su suegra Noemí y su cuñada Orfa. Estaban en una situación terriblemente triste. Seguro que extrañaban a sus esposos, y en aquellos tiempos ser una mujer sin un hombre que la cuidara era realmente complicado. Para una mujer sola era difícil encontrar un buen trabajo, comida suficiente y un lugar seguro donde vivir.

Noemí les dijo a Rut y a Orfa que la dejarían y volverían a sus antiguos hogares, ya que aún eran jóvenes. Aún podían volver a casarse. Al principio no habían pensado en ello. Querían quedarse con Noemí e ir con ella a su pueblo.

Pero Noemí les dijo: «¿Por qué vienen conmigo? Soy demasiado vieja para tener otro marido».

Orfa decidió finalmente marcharse y se despidió de su suegra con un beso.

Pero Rut no quiso. Se aferró a Noemí, diciéndole: «¡Por favor, no me obligues a dejarte! A donde tú vayas, yo iré. Quiero quedarme donde tú estés. Quiero que tu pueblo sea mi pueblo. Quiero que tu Dios sea mi Dios. No quiero dejarte jamás».

Cuando Noemí vio el amor tan grande y leal que Rut sentía por ella, dejó de presionarla para que se fuera. La anciana y la joven viajaron juntas de vuelta a Belén. Habían oído que Dios había ayudado a su pueblo acabando allí con la hambruna.

En Belén, Dios bendijo a Rut mientras trabajaba en los campos para recoger el grano sobrante. Dios la condujo a los campos de un hombre amable y bueno llamado Booz. Cuando Booz se enteró de la lealtad y el amor de Rut por su suegra, quedó impresionado y la admiró. Protegió y proveyó a Rut y a Noemí y llegó a amar a Rut.

Rut amaba a Noemí con un amor verdadero, que nunca abandona, y ese gran amor inspiró bendiciones y más amor leal.

(Adaptado del libro de Rut)

UNA AMISTAD PROFUNDA Y DURADERA

La historia de David y Jonatán

Cuando David fue tan valiente que mató al gigante Goliat, Saúl, que era rey de Israel, quedó muy impresionado. Entonces el rey Saúl llamó a David para que saliera a hablar con él, y David pronto conoció al hijo del rey, Jonatán. En poco tiempo, se estableció un vínculo muy especial entre los dos jóvenes. Jonatán amaba a David y le hizo la promesa de ser un amigo leal para siempre.

Como David era un joven tan valiente, el rey Saúl quiso trabajar para él y dirigía sus ejércitos. Y como Dios estaba con él, David tuvo éxito en todo lo que hizo. Pero un día el rey Saúl se puso celoso porque le parecía que el pueblo de Israel respetaba a David más que a él. El rey se puso tan celoso que ya no se fiaba de David, ¡y de hecho quería matarlo! Les dijo a todos sus sirvientes e incluso a su hijo Jonatán que mataran a David

Jonatán no pudo matar a su mejor amigo. En cambio, advirtió a David sobre las órdenes del rey. Jonatán ayudó a protegerlo. Luego defendió a David recordándole a su padre: «David nunca te ha hecho ningún mal. ¡Solo te ha ayudado! ¿No te acuerdas de cómo mató a Goliat? Ese día Dios dio una gran victoria para Israel a través de David. Lo viste y te alegraste. Entonces, ¿por qué ahora quieres matar a David, un hombre inocente, sin ninguna razón?». Jonatán convenció al rey Saúl para que volviera a confiar en David.

Pero el rey Saúl no tardó en volver a sentir celos y tener malos pensamientos hacia David. Atacó a David. Y Jonatán volvió a ayudar a proteger a su buen amigo de los malvados planes de su padre. Jonatán animó y amó a David. Jonatán le dijo a su amigo: «Lo que quieras que haga, yo lo haré por ti». Y se mantuvo fiel a esa promesa. Arriesgó su vida para proteger y ayudar a David en todo lo que pudo, a pesar de la ira del rey Saúl. Jonatán sabía que los planes de su padre eran malos y se mantendría fiel a David, pasara lo que pasara.

Jonatán podría haber sentido celos de David. Podría haber querido convertirse en el siguiente rey después de Saúl en lugar de David. Pero Jonatán amaba a Dios y amaba a su amigo David, con el verdadero tipo de amor que se preocupa por los demás más que por uno mismo, el verdadero tipo de amor que es leal y verdadero.

(Adaptado de 1 Samuel 18-20)

AMAR A LOS DEMÁS COMO ES DEBIDO

Esta es la historia del buen samaritano

Un día, allá en los tiempos bíblicos, un experto en religión le preguntó a Jesús qué debía hacer para que su vida durara para siempre. Jesús le ayudó a recordar que la Biblia dice que ames al Señor tu Dios con todo tu corazón, toda tu alma, todas tus fuerzas y toda tu mente, y que ames a tu prójimo como a ti mismo. Y Jesús dijo: «Haz esto y tendrás vida».

El experto religioso respondió preguntando: «Bueno, ¿y quién es mi prójimo?».

Así que Jesús contó una historia para ayudarle a entenderlo. La historia de Jesús trataba de un hombre judío que viajaba de un lugar llamado Jerusalén a otro llamado Jericó. Pero, en el camino, el judío fue atacado por ladrones. Los malvados ladrones le robaron todo, incluso la ropa. Luego le golpearon y le dejaron moribundo a un lado de la carretera.

Pronto pasó por el mismo camino un líder religioso, un sacerdote. Seguramente el sacerdote ayudaría al pobre judío que había dejado moribundo junto al camino. ¡Pero no lo hizo! Vio al pobre hombre, pero pasó de largo por el otro lado de la carretera.

A continuación, pasó un hombre de la familia de Levi. Seguramente ayudaría al pobre judío que había dejado moribundo junto al camino. ¡Pero el levita tampoco ayudó! Vio al pobre hombre, pero pasó de largo por el otro lado de la carretera.

Por último, un samaritano —que normalmente no habría tenido nada que ver con un judío porque entre judíos y samaritanos se llevaban muy mal— vio al pobre judío tendido junto al camino. El samaritano sintió pena por el judío. Con compasión, el samaritano se acercó al hombre, le curó las heridas y lo vendo. Luego ayudó al herido subió a un burro, lo llevó a una posada y pagó para que tuviera un lugar seguro donde descansar y recuperarse.

Cuando Jesús terminó de compartir esta historia, preguntó al experto religioso:

¿Cuál de los tres hombres era el prójimo del que fue atacado por los ladrones?

Y el líder religioso dijo: «El que ayudó».

Y Jesús dijo: «Así es. Ahora ve y haz tú lo mismo».

Si tiene un amor total a Dios en corazón, alma, fuerza y mente, alguien que ayuda a los demás -sean quienes sean- es una persona que sabe y muestra lo que es el verdadero amor.

(Adaptado de Lucas 10:25-37)

AMOR BÍBLICAMENTE

Rojo y rosa, corazones y caramelos. ¿Es eso el amor? O abrazos y besos, y acurrucarse con cariño. ¿Es eso el amor? O las citas, el romanticismo y las grandes bodas de lujo. ¿Es eso el amor? La respuesta es: si Dios está en ellos, ¡si! Lo que sabemos sobre el verdadero amor viene de Dios. El es amor, nos dice la Biblia (1 Juan 4.16). «En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros» (1 Juan 3.16 RVR1960); y «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5.8 RVR1960).

Así que si conocemos verdaderamente a Dios y le obedecemos según su Palabra, cualquier acto de amor cuya fuente es Dios, es amor verdadero. Si coloreas una tarjeta de San Valentín para animar a un amigo y lo haces con el amor de Dios en tu corazón, eso es amor verdadero. Si sorprendes a tu madre con el más fuerte de los abrazos sin motivo alguno y lo haces con el amor de Dios en tu corazón, eso es amor de verdad. Si ayudas con paciencia a tu hermano pequeño con los cordones de los zapatos y lo haces con el amor de Dios en tu corazón, eso es amor verdadero. Si un hombre y una mujer salen juntos y luego se casan con el amor de Dios en sus corazones, eso es amor verdadero.

A lo largo de toda su Palabra, Dios nos enseña y nos muestra ejemplos de su amor ver-dadero. ¡Lee las historias  y compruébalo tú mismo!

EL CAMINO A DAMASCO

La historia de Pablo

Muchísimos años después de Noé y Job, hubo un hombre llamado Saulo que era muy diferente de Noé y Job. No era un buen hombre. Fingía amar a Dios, pero odiaba a los que creían en Jesucristo, el Hijo de Dios. Odiaba tanto a estos seguidores de Cristo que los persiguió para capturarlos, encadenarlos, golpearlos y matarlos. Saulo era un hombre horrible y violento.

Un día iba de viaje a una ciudad llamada Dámaso y Dios le dio a Saulo un nuevo comienzo. Dios hizo que una luz brillante rodeara a Saulo para detenerlo en el camino. 

Saulo cayó al suelo cuando una voz le gritó: «Saulo, ¿por qué eres tan cruel conmigo?»

«¿Quién eres?», preguntó Saulo.

«Yo soy Jesús, al que estás lastimando —dijo la voz—. Ahora levántate y entra en la ciudad: allí alguien te dirá qué debes hacer».

Pero cuando Saulo se levantó, ¡no podía verlo! Los hombres que viajaban con él tuvieron que guiarlo a la ciudad. Durante tres días, Saulo estuvo ciego y no quiso comer ni beber. Mientras tanto, Dios le habló a un hombre llamado Ananías y le dijo que le ayudaría a traer un nuevo comienzo a Saulo. Ananías estaba un poco nervioso por ir a ver a alguien tan temido como Saulo. Había oído cómo Saulo capturaba y mataba a la gente. ¡Seguro que Dios no quería que Ananías ayudara a un tipo tan peligroso! Pero Dios tranquilizó a Ananías diciéndole que tenía una obra importante para Saulo y que todo iría bien. Así que Ananías obedeció. Encontró a Saulo exactamente donde Dios dijo que estaría.

Ananías puso sus manos sobre Saulo y le dijo: «Jesús me envió a ti. Te detuvo en el camino con la gran luz. Me envió para que pudieras volver a ver y para llenarte del Espíritu Santo de Dios». En ese momento, Saulo se le cayeron como unas escamas de los ojos, y ya no estaba ciego. Se levantó y fue bautizado, y luego pasó un tiempo con los seguidores de Jesús. Pronto estaba predicando: «¡Jesús es el Hijo de Dios!». 

Todos los que oían a Saulo se asombraban del cambio que se había producido en él. Apenas podían creer la diferencia. Dios llenó a Saulo con su poder para que Saulo pudiera predicar que Jesús es el Hijo de Dios. Saulo también era conocido por el nombre de Pablo, y a partir de entonces ya no apresaba y mataba a cristianos; en cambio, ¡ayudaba a la gente a convertirse en cristianos! Pablo continuó haciendo muchas cosas grandes para Dios, todo gracias a su nuevo comienzo.

(Adaptado de Hechos 9.1-31)

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