La historia de Zaqueo
Zaqueo era un hombre que vivía en tiempos de Jesús. Recaudaba impuestos en la ciudad de Jericó: era el jefe de los recaudadores, y era muy rico. Los hombres como él tenían fama de ser muy injustos. Hacían trampas y se quedaban con mucho dinero de los demás. Así que la mayoría de los habitantes de Jericó odiaba y evitaba a Zaqueo.
Pero Zaqueo quería acercarse a Jesús. Quería ver a Jesús cuando atravesara Jericó. Aunque Zaqueo no era muy alto y le costaba encontrar una buena perspectiva entre la multitud, estaba decidido. Se adelantó corriendo hacia donde Jesús tenía que pasar, y se subió a un gran árbol, ¡un sicomoro! En lo alto de las ramas, esperabo atento al que llamaban Hijo de Dios
¡Pronto pasó Jesús! Y cuando llegó a aquel sicomoro, se detuvo. Levantó la mirada. Vio a Zaqueo. Entonces lo llamó por su nombre y le dijo: «Baja enseguida. Hoy tengo que ir a tu casa».
¡Zaqueo estaba totalmente asombrado iy muy emocionado! Bajó rápido y contento y recibió a Jesús en su casa.
Mientras tanto, la mayoría de la gente de Jericó estaba escandalizada y se quejaba. ¿Cómo era posible? ¿Por qué iba a ir Jesús a la casa de un hombre malo como Zaqueo?
Pero al pasar el tiempo con Jesús, Zaqueo se arrepintió de sus pecados. Quería enmendar todos sus errores. Quería ayudar a los pobres. Quería devolver todo el dinero que había defraudado, ¡y cuatro veces más!
Y Jesús le dijo a Zaqueo: «Hoy te ha llegado la salvación». Explicó cómo había venido a buscar y salvar a los que estaban atrapados en el pecado, a los que estaban perdidos, a los que eran como Zaqueo.
Amar a alguien que es amable y bueno no suele ser difícil. Pero amar a alguien que es egoísta e injusto es muy difícil. Pero Jesús amó a Zaqueo y lo salvó de su pecado. Jesús cambió su vida y su corazón. Jesús fue el ejemplo de amor real y perfecto.
(Adaptado de Lucas 19:1-9)
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