¡Una historia de fe valiente y sanidad divina! La "mujer con flujo de sangre" aparece en los evangelios de Mateo 9:20–22, Marcos 5:25–34 y Lucas 8:43–48. Su encuentro con Jesús es uno de los relatos más conmovedores del Nuevo Testamento.
Resumen:
Esta mujer sufría de hemorragias constantes desde hacía "doce años". Había gastado todo lo que tenía en médicos sin encontrar cura. Según la ley judía, su condición la hacía ritualmente impura, lo que implicaba aislamiento social y religioso. Sin embargo, al ver a Jesús pasar entre la multitud, creyó que con solo tocar el borde de su manto sería sanada. Lo hizo en silencio, y al instante su flujo se detuvo. Jesús, sabiendo que poder había salido de Él, preguntó quién lo había tocado. Ella, temblando, confesó. Jesús la miró con ternura y le dijo: “Hija, tu fe te ha salvado; ve en paz”.
Lecciones espirituales:
1. La fe auténtica se atreve a romper barreras para acercarse a Jesús.
2. Jesús no solo sana el cuerpo, también restaura la dignidad y la identidad.
3. Aun en medio del anonimato y el rechazo, Dios ve y responde a la fe sincera.
Preguntas para reflexionar:
- ¿Qué obstáculos estás enfrentando que podrían estar frenando tu fe?
- ¿Te atreves a acercarte a Jesús con la misma determinación que esta mujer?
- ¿Cómo puedes tocar el “manto” de Jesús hoy —en oración, adoración o búsqueda sincera?
Aplicación práctica:
Esta semana, identifica un área de tu vida que necesita sanidad —física, emocional o espiritual— y preséntala a Jesús con fe. Como esta mujer, cree que un solo toque de su presencia puede cambiarlo todo.
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