¡Una de las escenas más conmovedoras del evangelio! La "mujer adúltera perdonada por Jesús" aparece en Juan 8:1–11 y nos revela el corazón de la gracia divina frente a la hipocresía humana.
Resumen:
Mientras Jesús enseñaba en el templo, los escribas y fariseos trajeron a una mujer sorprendida en adulterio. La pusieron en medio y dijeron: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Moisés mandó apedrear a tales mujeres. ¿Tú qué dices?” (Juan 8:4–5). Era una trampa para acusarlo. Jesús, en silencio, escribió en el suelo. Luego dijo: “El que de ustedes esté sin pecado, que tire la primera piedra”. Uno a uno, comenzaron a irse. Jesús, al quedar solo con ella, le preguntó: “¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?” Ella respondió: “Ninguno, Señor.” Y Él dijo: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”
Lecciones espirituales:
1. La gracia de Jesús no ignora el pecado, pero ofrece restauración en lugar de condena.
2. Nadie está en posición de juzgar cuando todos necesitamos perdón.
3. El amor de Dios dignifica incluso a quienes otros quieren desechar.
Preguntas para reflexionar:
- ¿Estoy más enfocado/a en señalar errores o en extender gracia?
- ¿Qué piedras necesito soltar —de juicio, rencor o vergüenza?
- ¿Cómo puedo vivir con la libertad de quien ha sido perdonado?
Aplicación práctica:
Esta semana, si te sientes acusado o indigno/a, recuerda las palabras de Jesús: “Ni yo te condeno.” Vive desde esa libertad, y extiende esa misma compasión a alguien que otros han rechazado.
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