El amor, en su esencia más pura, es bonito. No hiere, no impone cadenas, no busca dominar. El amor es libertad, es confianza, es el espacio donde uno florece sin miedo.
Quien te ama de verdad no intenta cambiarte ni limitar tu vuelo. Te acompaña, te impulsa, celebra tu esencia sin pedir que la modifiques. El amor bonito es aquel que cuida sin poseer, que escucha sin imponer su voz, que respeta sin condiciones.
Si el amor duele, entonces no es amor, es dependencia, es miedo disfrazado. Si el amor controla, entonces es un reflejo de inseguridad, no de cariño. El amor de verdad es bonito porque te hace sentir en paz, te llena sin vaciarte, te permite ser sin exigirte que seas alguien más.
Así que elige el amor bonito, el que ilumina, el que nutre, el que abraza sin sofocar. Porque el amor auténtico no se mide en sacrificios ni en ataduras, sino en la libertad de ser tú mismo.
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