La gente bonita no es solo aquella que ilumina con su presencia, sino la que brilla desde dentro porque ha decidido evolucionar. Hay algo admirable en quienes eligen cambiar, en quienes no se quedan atrapados en su versión pasada, en quienes tienen la valentía de desaprender para reconstruirse.
El cambio no siempre es fácil; requiere humildad para reconocer lo que ya no funciona, coraje para soltar lo conocido y voluntad para dar pasos hacia lo nuevo. Pero quienes lo eligen, quienes abrazan el crecimiento, quienes se atreven a transformarse, llevan consigo una esencia que inspira.
Porque la verdadera belleza no está en ser perfectos, sino en ser auténticos. Y ser auténtico significa atreverse a cambiar cuando es necesario, sin miedo a empezar de nuevo.
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