Eres bonita, no porque cumplas con estándares ajenos, sino porque tu esencia brilla con luz propia. Pero a veces, esa voz interna que susurra dudas intenta opacar lo que realmente eres. No dejes que te controle. No dejes que te haga creer que no eres suficiente.
Esa voz nace del miedo, de inseguridades aprendidas, de heridas que aún sanan. Pero tú no eres tus miedos, ni tus dudas. Eres fuerza, eres belleza en tu autenticidad, en tu forma de ser, en cada imperfección que te hace única.
Cada vez que esa voz intente hacerte sentir pequeña, respira hondo y recuérdale que tú decides qué creer. Que tu valor no depende de la aprobación de nadie, que eres suficiente porque existes, porque sueñas, porque sientes.
Tu belleza no se mide, no se compara, no se condiciona. Es tuya. Y nadie, ni siquiera esa voz interna, tiene el poder de arrebatarte lo que ya te pertenece.
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